Las nuevas alfombras de nudos nórdicos de Giancarlo Valle celebran la artesanía escandinava de antaño

El diseñador AD100.

Foto: Magnus Mårding

En la Edad Media, cuando las rutas comerciales trajeron los textiles orientales y los conocimientos artesanales al norte de Europa, los artesanos suecos han estado tejiendo alfombras coloridas que se distinguen por la imaginería folclórica regional. Esa rica historia fue el primer lugar donde el diseñador de AD100, Giancarlo Valle, buscó inspiración cuando se asoció con Nordic Knots, el venerable fabricante de alfombras con sede en Estocolmo. “La tradición de las alfombras suecas es una de mis favoritas”, dice Valle. “Queríamos aprovechar eso y contar algunas historias”.

Las alfombras Hands and Loops de Giancarlo Valle para Nordic Knots, expuestas en la mesa y el suelo de Ol-Anders Hälsingegård, una granja centenaria en Suecia.

Foto: Magnus Mårding

En el momento de nuestra conversación, acababa de visitar Ol-Anders Hälsingegård, un grupo de granjas centenarias, ubicadas en el norte de Suecia, donde se había instalado su primera línea de revestimientos para pisos. Con sus paredes pintadas y carpintería popular, las casas personifican el caprichoso estilo rural que Valle esperaba capturar en sus propias creaciones alegres. “Estábamos a punto de tirar el diseño por la ventana”, explica Valle, un ávido dibujante que, hojeando su cuaderno de bocetos, eligió tres dibujos gestuales como patrones principales: manos, capullos y bucles. Estos motivos sientan las bases para sus nuevas alfombras, todas tejidas a mano en la India con lana de Nueva Zelanda y aparentemente talladas en la lujosa pila, como un bajorrelieve. (“Tiene un poco de profundidad”, dice.) Mientras tanto, las esquinas con muescas le dan un toque de formalidad a los diseños, que de otro modo serían sencillos.

Alfombra Buds en rojo Falu.

Foto: Cortesía de Nordic Knots

Alfombra Loops en verde.

Foto: Cortesía de Nordic Knots

Dentro de la rica paleta de colores ocre, verde bosque y rojo granero de la colección, el último le da otro reconocimiento a las firmas escandinavas, invocando el color de pintura carmesí Falu que cubre las casas de campo en Hälsingland. Ese pigmento se fabrica utilizando minerales o rocas que contienen hierro, un subproducto de la historia nacional de la minería del cobre.

“Las tradiciones populares existen en todas las culturas”, explica Valle sobre la profunda inmersión intelectual de su equipo en la artesanía vernácula. “Es casi como un idioma universal. Queríamos destilar eso en su forma más simple”. nordicknots.com

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